martes, 21 de octubre de 2014

¡Ay! ¡Qué cruz tan pesada!

¡Ay! ¡Qué cruz tan pesada! Diría mi abuela que en paz descanse. Esta era una frase que no faltaba en su día a día. Cuando era pequeño la escuchaba decirlo constantemente y me preguntaba que había detrás de esas palabras. Un día me explicó que la vida es una carga tan pesada, como la cruz que cargo Jesús el día de su muerte. Aunque podía imaginarlo, no lo entendía pues siendo yo un mocoso no cargaba con ninguna maldita cruz, al contrario volaba por mi mundo, sin embargo con los años poco a poco fui comprendiendo mejor las sabias palabras de mi abuela. Primero empecé con una cruz que podía llevar en el bolsillo, pequeñas cuestiones existenciales sin salida, poco después fue creciendo su tamaño, ahora la tenía que guardar en la mochila, y me acompañaba a todos lados. Hoy en día aunque creo que está lejos del peso que tenía la cruz de mi abuela, ya pesa algo la canija.

En nuestras vidas hay muchos factores con pesos específicos, que sumados generan una carga total sobre nuestras vidas. Un peso irreal con consecuencias reales. Son muy variables y pueden tener pesos muy diferentes, sin embargo la suma de ellos podría aplastarnos.
¿Cuánto pesa una cruz? Pagar las cuentas, trabajar 8 horas de lunes a sábado, creer que la selección mexicana va a ganar un mundial y verla perder siempre, perder a un ser querido, existir... la lista es larga y cada quién tendrá la suya. Y espero que todos podamos encontrar el camino para deshacernos de ella.

¿Qué hacía mi abuela para lidiar con su cruz? Fumaba y veía telenovelas todo el día. Así olvidaba todos los capítulos amargos de su vida: soledad, desamor, falta de dinero. Solía decir que el cigarro era su compañía.

Al menos que estemos cerca de iluminarnos, creo que todos estamos destinados a cargar con una cruz. ¿Qué tan pesada es?, depende de la actitud y fuerza que cada individuo tenga para sobrellevar sus problemas. Y aunque tengamos toda la lana del mundo la vida va a encontrar la manera de enseñarte lo que tengas que aprender. De manera que si enfrentamos y salimos victoriosos en la batalla, le estaremos quitando peso a nuestra cruz para acercarnos a la idea de vivir libre.


¿Cuánto pesa tu cruz? y ¿Cómo le haces para sobrellevarlo?

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